::El Básquet de Victoria::

30.11.06

El orgullo de ser los mejores

Cuando la realidad remarca con fuerza diferentes situaciones importantes de la vida, las dudas y los temores desparecen, pues no hay posibilidad alguna de rebatirla, no existe margen de discusión. Una de estas situaciones es sin duda, disputar un juego final. Entonces decir que Victoria no fue un justo campeón sería completamente inexorable.
Marcó claras distancias y y fue muy superior en más de la mitad de sus juegos y supo hacerse de un respeto que muy pocos se animaron a vulnerar. Triunfos apabullantes, calidad y técnica tanto en el comienzo como en la definición de las jugadas, ímpetu para levantar resultados adversos o cambiar una mala imagen en apenas minutos, madurez y personalidad para abordar cada juego, son solo algunas de las cualidades responsables del logro obtenido. Una localía fuerte -con una sola derrota en todo el año en esa condición- se agrega también a esta suma de ítems positivos.
Respeto por el rival y promover el juego ante cualquier adversidad administrativa marcan también una valía a destacar en un grupo cuyos integrantes no solo sobresalen por su capacidad de jugar al básquet sino también por su caballerosidad deportiva, comenzando por el técnico, defensor aún sin el consenso general del juego limpio.
Una organización trabajadora y desinteresada, la cual desde los Delegados nunca hizo faltar nada a los visitantes y mucho menos a la Liga de Tres de Febrero cuando de planillas, cambios de fecha y horarios o reuniones se trate, sin dejar de mencionar a nuestra Oficial de Mesa en esto último. Un modelo de compromiso que aporta a un logro compartido.
Una hinchada fiel, seguidora y por sobre todas las cosas agradecida. Un chapuzón de color si La Fortaleza era el escenario, devolviendo a nuestro Club la grandeza que supo tener años anteriores cuando no la gente casi no entraba en el gimnasio, cosa que con orgullo podemos decir en este bautismo de la Primera. Una energía necesaria cuando en destinos lejanos nos tocaba jugar, teniendo plena conciencia de que ellos estaban allí, la situación era más soportable.
La suma de todos estos elementos en una organización son los que marcan el camino, si de tirar todos para el mismo lado se trata. No llegar a ser campeones ni obtener un ascenso son momentos deportivos, pero está claro que transitar esta senda pronto tendrá ese destino, se debe ser paciente y saber esperar el momento.
Porque todos estos elementos fueron una constante en este largo y exitoso año deportivo, con un fin inolvidable a nivel deportivo y social en nuestro querido Club Victoria, es que podemos decir sin pecar de soberbios y apelando a nuestra permanente humildad, que lucimos con honor el indiscutible orgullo de ser los mejores.
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